Seguro ha escuchado que “una caloría es una caloría” cuando se trata de perder peso,
¿puede ser eso realmente cierto? Debido a la variedad de dietas que existen (cetogénica,
mediterránea o de ayuno intermitente), puede ser un desafío abrumador.
Tara Schmidt, dietista diplomada de Mayo Clinic en Rochester, Minnesota, dice que la
respuesta a esta pregunta es “sí y no”.
“Si bien una caloría puede ser una caloría en lo que respecta a la ecuación matemática de
la pérdida de peso, se deben considerar otras cuestiones”, dice Schmidt. Las calorías son
una unidad de energía. La cantidad total de calorías que proporciona un alimento o una
bebida depende de la cantidad de gramos de carbohidratos, proteínas, grasa o alcohol
que contiene. Sin embargo, la cantidad de calorías no predice cómo nos sentiremos
después.
“Por ejemplo, un refrigerio de 200 calorías de una manzana con mantequilla de maní le
ayudará a sentirse más lleno y satisfecho que un refrigerio de papas fritas de
200 calorías”, dice Schmidt. La diferencia no solo está en la composición del alimento sino
también en el volumen. El refrigerio de una manzana y mantequilla de maní aportará
fibras, grasas, agua y algunas proteínas. La mayoría de estos atributos están ausentes en
lo que respecta a las papas fritas.
Piense también en el volumen: el refrigerio de manzana estirará más el estómago debido
a su mayor tamaño, por lo que enviará la señal de saciedad al cerebro. Las 200 calorías
de las papas fritas también se digerirán y saldrán del estómago más rápido que las de la
manzana porque no necesitan mucha descomposición.
“Además, no podemos hablar de este tema sin hacer referencia a los resultados de
salud”, comenta Schmidt. “Es bien sabido que la composición de nuestra dieta o patrón de
dieta es importante. Una dieta a base de plantas que incluye granos o cereales, frutas,
verduras, grasas insaturadas y proteínas magras proporciona al cuerpo una nutrición
equilibrada que puede disminuir el riesgo de contraer afecciones crónicas”.
“Hay varias maneras de hacer esto de forma saludable”, dice Schmidt. Los estilos de dieta
como la mediterránea, los enfoques dietéticos para detener la hipertensión (DASH, por
sus siglas en inglés) y la dieta de Mayo Clinic son ejemplos de patrones de alimentación
que se centran en una alta densidad nutritiva y han demostrado que promueven
resultados positivos para la salud. Esto también puede lograrse a través de una dieta
vegetariana bien planificada. Es importante tener en cuenta tanto las preferencias de
comidas como las preocupaciones o metas médicas.
Entonces, ¿qué sucede con la pérdida de peso? “Aquí es cuando las calorías son
cruciales”, dice Schmidt. Por ejemplo, ni siquiera una dieta mediterránea garantiza la
pérdida de peso si no existe un déficit calórico. El aceite de oliva y las nueces son
excelentes fuentes de grasa saludable, pero cuando se consumen sin tener en cuenta la
ingesta total de calorías, técnicamente podrían causar un aumento de peso. Utilizando el
estilo de alimentación que sea mejor para usted, considere trabajar para lograr un déficit
de 250 a 750 calorías por día. Esto puede implicar que deba cambiar su refrigerio de
media tarde por un trozo de fruta o saltearse el café endulzado o la bebida alcohólica
habitual.
“El cuerpo necesita quemar más de lo que consume para que se produzca la pérdida de
peso”, explica Schmidt. Si bien siempre se recomendará el ejercicio, es importante
recordar que el ejercicio solo es probable que no produzca en la mayoría de las personas
el déficit calórico de aproximadamente 500 calorías. La mayoría de nosotros tendremos
más éxito con la pérdida de peso mediante cambios en la dieta.
“La mayoría de las dietas funcionan porque la adaptación de sus hábitos alimentarios
iniciales al protocolo de una dieta específica probablemente hará que coma menos
calorías”, dice Schmidt. Son buenas noticias, ¿verdad? Posiblemente lo sean. Esto solo
beneficiará a alguien que pueda seguir dicha dieta a largo plazo. Las dietas que respaldan
o exigen cambios drásticos y poco realistas (como la dieta de la sopa de repollo) no son
sostenibles. Y, cuando una dieta no es sostenible, la pérdida de peso tampoco lo será.
Por lo tanto, comience con lo siguiente:
Elija una dieta que se ajuste a sus preferencias personales de alimentación y
salud.
Trabaje para lograr un déficit calórico gradual, idealmente limitando las calorías
excesivas (más de las que necesita) y vacías (no aportan nutrición).
Recuerde que un enfoque lento, constante y sostenible es más probable que lo
ayude a alcanzar un peso saludable.